Quisiéramos tener esa difícil facilidad de exposición sencilla y
adecuada, que nos permitiese o ayudase a presentar nuestra idea,
nuestro pensamiento, nuestro proyecto, tal cual lo hemos concebido,
después de reflexión madura, nacida y cultivada en la contemplación de
un ambiente cuya acomodación pretendemos y buscamos persuadidos
precisamente de ser esa adaptación al medio ambiente condición
necesaria e ineludible, sin la cual no es posible la vida.
En tiempos muy remotos, cuya fecha no podemos determinar por la
carencia de datos, fundaron el pueblo de Segura de la Sierra, el cual
llegó a ser el más importante de todos los de la sierra de su nombre.
No se necesita gran erudición (de la cual noblemente confesamos
carecer), sino simplemente sentido común para comprender y darse
perfecta cuenta que la formación del pueblo en un lugar en extremo
árido y accidentado, casi inaccesible (en que hoy agoniza), respondía
en aquellos lejanos tiempos a la conveniencia y hasta imperiosa
necesidad de residir punto tan estratégico, y para entonces seguro,
(de donde quizás tomo su nombre) al objeto y para la más adecuada
defensa a los ataques y persecuciones de continuas e interminables
guerras. Esto es: que los pobladores de entonces procuraron su
acomodación en armonía con las circunstancias y necesidades, que
habiendo cambiado completa y radicalmente hoy, hemos de tener en
cuenta nosotros, procurando igualmente nuestra adaptación también en
armonía a las presentes y sin olvidar las futuras, pues de lo
contrario, en cumplimiento a esa ley biológica que es definición de la
vida, no tardaríamos en sucumbir.
El estado actual del pueblo que nos ocupa, no exageramos al
calificarlo de agonizante; y es esa agonía que irremediablemente le
conduce a muerte rápida y segura, pues ella es consecuencia lógica,
obligada y natural de su absurda y disparatada situación topográfica
par el presente y más para el futuro.
Carencia absoluta de condiciones y medios, aún los más elementales e
indispensables para la vida ha obligado a sus habitantes al abandono
definitivo, alejándose para buscar y procurarse en otros lugares los
elementos que para vivir aquí no pueden encontrar. Con decir que
solamente cuenta Segura de la Sierra unos cincuenta vecinos, de los
novecientos que pueblan su término municipal, creemos innecesario
insistir anotando9 detalles para su retrato, pues el lector ha de
formar con facilidad aproximada idea de lo que esto puede ser.
El tiempo, con su acción demoledora, continua e implacable, tiene ya
casi en su totalidad destruidos los pocos edificios antiquísimos y
ruinosos, que con gran riesgo hoy se habitan; pudiendo asegurarse que
en el breve plazo de seis a ocho años, el total derrumbamiento se
habrá consumado, y con él la desaparición completa de Segura de la
Sierra.
Superficialmente, sin un conocimiento siquiera aproximado de la
realidad, parece lógico y sensato como lo más perentorio y de
inmediata eficacia, acudir solícitos sin perder un momento a detener
esta precipitada decadencia con cuantos medios posibles y necesarios
fuesen; procurando no solamente detener la grave enfermedad e impedir
llegase a su próximo y fatal término, sino curar al enfermo,
restituyéndole la salud, devolviéndole su vida. Pero más atentos a la
realidad de este remedio, no solamente nos permitimos afirmar
categóricamente su imposibilidad ( pues sería sencillamente
estrellarse al ir abiertamente en contra en contra de una ley
biológica y natural, que ya en principio hemos fundamentado), sino que
también, categóricamente nos permitimos igualmente afirmar su
conveniencia por acatamiento de otras razones, que teniendo por base y
fundamento iguales leyes y principios, nos aconsejan y aún obligan a
que lejos de prolongar el estado desesperado e inhumano del
agonizante, enfermo crónico sentenciado a muerte, procuremos la
creación de nuevo ser, disfrutando de todas las ventajas, de todas las
bondades, con todas las esperanzas que se deben y se pueden concebir
en la vida nueva, vida sana, juventud y pujanza, que nos lleve
triunfantes al extremo opuesto en que hoy nos encontramos…
Hállase limitado el término municipal de Segura de la Sierra, al
Poniente, por la Cordillera denominada Cumbres de Beas, la cual
arrancando en su extremo Sur de la margen derecha de nuestro famoso
Guadalquivir en el sitio denominado Tranco de Beas, punto elegido para
la construcción de un gran pantano, continúa sin interrupción hacia el
Norte y termina en la margen izquierda del Guadalimar, en el término
de La Puerta de Segura.
Frente a esta Cordillera, al Saliente y más o menos paralela, álzase
la sierra de Segura, en la que destaca majestuoso el pico Yelmo
Grande, de una altura próxima a 2.000 metros, en una de cuyas
estribaciones, al Norte, y muy próximo al referido pico, senderos
tortuosos y difíciles conducen al pueblo de nuestras referencias.
Por ambos sistemas orográficos, al Este y Poniente y por Sur y Norte,
los mencionados ríos; queda limitado un hermoso valle, paraje
delicioso, bello, sublime, de tierra feraz y apacible, en donde el
honrado trabajo de sus humildes y sobrios campesinos, produce el
bendito pan de cada día.
De este paraje o paraíso, declaramos con toda sinceridad nuestra
incompetencia, nuestra impericia, para poder trazar adecuadamente una
descripción acertada, que aproximándose solamente a tan encantadora y
edificante realidad, pintase de un cuadro mayestático que dejaría
incolora la más inspirada Concepción del mejor artista. Limitada en su
pequeñez nuestra facultad imaginativa, nos está vedado presentar
merecidamente este prodigio con que la soberana Naturaleza por obra y
gracia de su omnipotencia, se ha dignado favorecernos.
Pluma viril, culta e inteligente, no ha mucho tiempo que ocupándose de
esta huérfana región (que sin padre sigue), (Hurdes de la provincia de
Jaén), dedicó atención preferente y canto con ingenio e inspirada
poesía, las bellezas de este valle, que por entonces bautizó con el
nombre de Valle Bravo; nos referimos al culto abogado y Ex-diputado
Provincial, Don Juan José Ruiz Sánchez; memoria presentada a la
Asamblea provincial, celebrada en Jaén, el año 1925.
Por las fundamentales razones anteriormente expuestas y en el
propósito de allegar otras que completen y evidencien nuestras
afirmaciones, declaramos solamente con toda sinceridad y el más firme
entusiasmo:
Que creemos de indiscutible necesidad y evidente conveniencia, la
creación del nuevo pueblo “Segura del Valle”, en un lugar de Valle
Bravo, y en su consecuencia, el abandono del actual, ruinoso y caduco,
que ningún fundamento ni razón de ser, puede mantenerle…
Las cuatro quintas partes de Valle Bravo, pertenecen a los términos
municipales de Segura, al Norte, y Hornos, al Sur, siendo así mismo su
población, los dos tercios de la totalidad de ambos municipios. Tanto
de la vertiente de Sierra Segura, como de la cumbre de Beas, brotan
abundantes manantiales, que reuniéndose en el centro del valle, forman
arroyos y riachuelos, dirigiéndose los unos al Norte desembocan en el
Guadalimar, siguiendo los otros en dirección opuesta, esto es, al Sur,
encuentran al ya caudaloso Guadalquivir.
Cuenta también Valle Bravo con algunas comunicaciones, pues en el
sitio llamado Cortijos Nuevos, termina la carretera, que partiendo de
Beas de Segura y pasando por este punto, ha de continuar por Hornos,
Pontones y Santiago de la Espada, hasta enlazar con la que partiendo
de Puebla de Don Fadrique, ya construida, hasta próximo a Santiago, ha
de poner en comunicación nuestra provincia con la de Granada.
Así mismo dispone de un camino vecinal, que partiendo de Orcera,
penetra en el valle por el Norte y le recorre hasta llegar al citado
punto, Cortijos Nuevos. En este lugar existe un núcleo de población de
unos sesenta vecinos; es límite Sur del valle en lo que afecta a
Segura, para entrar en términos de Hornos; es también el punto más
elevado del tan referido valle, y divisoria de vertientes; Norte para
el Guadalimar y Sur, para el Guadalquivir. Se trata en fin de una
planicie, en donde culminan todas cuantas circunstancias podía el más
exigente, en relación al propósito que vamos tratando. Por lo cual,
elegimos como el mejor lugar para creación del pueblo, este sitio,
esta planicie, punto culminante del valle y divisoria de las dos
vertientes.
En cualquier lugar del valle, el pueblo estaría infinitamente mejor
que adonde hoy existe; mas fundamentaremos la elección, que ya de
sitio hemos hecho, con poderosas razones; una de ellas muy influyente,
y de la cual nada hemos insinuado; ella es la siguiente:
El vecino pueblo de Hornos, cuyo término municipal, extiéndese al
mediodía del de Segura, comprendido igualmente entre Sierra Segura y
Cumbre de Beas, al que corresponde una parte de Valle Bravo, la
comprendida entre Cortijos Nuevos, hasta el río Guadalquivir. No es
que este pueblo se encuentre en las deplorables y excepcionales
circunstancias por que atraviesa Segura, pero sí bastante parecidas,
pues también como Segura, ocupa una situación topográfica elegida
estratégicamente, como la más eficaz y de admirable defensa,
constituyendo como una defensa natural inexpugnable, para aquellos
remotos tiempos, siendo así que se construyó sobre una roca bordeada
por enorme precipicio y situada en la vertiente Sur de una de las
estribaciones de Sierra Segura. Carece también de comunicaciones y
solamente senderos y estrechas veredas permiten el acceso y conducen a
la natural fortaleza.
Sus 2.000 habitantes, con que aproximadamente cuenta, se reparten de
la forma siguiente:
Una tercera parte en el pueblo, y los restantes en aldeas y caseríos
situados en el valle y vertiente de Cumbre de Beas; de esta población
rural, la que reside en el valle, que aproximadamente es la mitad,
está próxima a desaparecer, mejor dicho, forzada a trasladar la
residencia por la próxima construcción del gran pantano del Tranco de
Beas, el cual invade dos tercios de Valle Bravo, del comprendido en el
término municipal de Hornos. Estos vecinos por conveniencia y
necesidad han de instalarse en el resto del valle, sobre todo en el
término de Segura, pues en el pueblo de Hornos, no pueden encontrar
facilidades, ni elementos de vida, por una serie de circunstancias que
sería prolijo enumerar.
Es pues Hornos, un pueblo, que no teniendo gran razón de ser, por su
situación sobre todo llegó ya a donde podía llegar, y más bien que
progresar y aumentar, tiende hacia la disminución, por lo difícil y
trabajosa que en él resulta la vida para sus habitantes, todos
pequeños agricultores.
Más si en el aspecto que acabamos de analizar, es aunque difícil, más
o menos tolerable la existencia de estos abnegados labradores, no lo
es así, resultando altamente intolerable, en cuanto se relaciona con
sus deberes para sostenimiento y vida de su Municipio o Ayuntamiento,
pues siendo reducido el número de vecinos y considerables las cargas a
sufragar, para cubrir las necesidades consignadas en sus presupuestos,
cada año mayores, resúltales pesada carga, de ahí, que se oigan
bastantes quejas y lamentaciones a los vecinos de Hornos, poniendo en
ocasiones muy frecuentes, el grito en el cielo, pues además y por
desgracia, no obstante los buenos deseos del actual régimen, estas
tributaciones, no siempre se reparten con la equidad y justicia que
fuera de desear.
En este aspecto de vida y cargas municipales, todo lo contrario ocurre
en nuestro pueblo Segura de la Sierra, pues su Municipio tiene bienes
propios y suficientes, para rendir un ingreso capaz de cubrir las
necesidades que se determinan en sus presupuestos; no teniendo sus
vecinos que contribuir en nada absolutamente, para sufragar tales
cargas, porque como ya hemos dicho y repetimos, su Ayuntamiento las
satisface en los rendimientos que sus fincas propias dan.
Según datos que a la vista tenemos, la cantidad de pesetas que al año
se suele presupuestar en el Ayuntamiento de Hornos para sus
atenciones, suele ser de unas treinta mil poco más o menos; sumando
los haberes de sus empleados Municipales, también aproximadamente unas
12.000; de lo que se deduce por tanto, que este Municipio, satisface
en concepto de sueldos o haberes para sus funcionarios, una cantidad
muy superior a la regulada por la Ley, que fija un máximun del 25 % de
la totalidad del presupuesto; artículo 250 del Estatuto Municipal.
Por la concurrencia de todas estas circunstancias, someramente
enumeradas, se deduce lógicamente la conveniencia, y más que
conveniencia necesidad, en que se ve el pueblo de Hornos, de buscar su
anexión a otro Municipio, con lo que subsanaría sus más importantes
dificultades sobre todo, y muy principalmente, las de orden económico.
Ni que decir tenemos, que esta anexión o fusión, es con Segura de la
Sierra, con quien le es sumamente conveniente realizar, teniendo en
consideración su vecindad y desde luego la realización de nuestro
proyecto por cuantas razones hemos consignado. De esta forma, con la
reducción a uno solo de ambos Municipios, se conseguirían economías y
beneficios con gran ventaja para Hornos, que hoy sufre el yugo de su
pesada carga, máxime teniendo en cuenta, el estado envidiable del
Municipio de segura, que repetimos una vez más, no tiene necesidad de
gravar a sus vecinos con carga aluna, por bastarse para sus
necesidades, con el ingreso proveniente de sus fincas o bienes
propios.
Y si en el aspecto que acabamos de juzgar queda plenamente demostrado
lo conveniente de la fusión que proponemos, ganga para Hornos, no lo
es menos, en los demás aspectos de nuestro plan, esto es: que
constituyéndose en nuevo pueblo en el sitio elegido, de vitalidad y
pujanza, con grandes horizontes para el presente y futuro, queda
realizada una práctica y sublime idea, cual es, la creación del nuevo
ser (valga el concepto), que mencionábamos al principio de nuestro
trabajo.
Lealmente confesamos, que al concebir la idea de creación del pueblo,
en el lugar ya elegido, fue a base y condición, sine qua non, de esta
agregación o fusión, del Municipio de Hornos, con el de Segura. Para
lo cual y en la debida forma, pensamos ofrecer nuestra generosa
iniciativa a los ciudadanos de Hornos, seguros, que han de interpretar
nuestro pensamiento con la alteza de miras, en que nosotros nos hemos
inspirado y han de reconocer, los beneficios que ofrecemos, de los que
esperamos tener la inmensa satisfacción de sentirnos orgullosos.
Acompañamos un sencillo croquis, en el que puede apreciarse, que el
punto elegido para erigir el nuevo pueblo, está situado
aproximadamente, en el centro de Valle Bravo; es el sitio a donde
concurren las únicas comunicaciones existentes, y de donde han de
partir las proyectadas; equidista aproximadamente de Hornos y Segura;
es el punto obligado de cruce, entre la comunicaciones de La Puerta y
Orcera a Hornos, Pontones y Santiago de la Espada, con las de toda
Sierra Segura, al buscar salida atravesando Cumbre de Beas, por su
puerto, hacia el Condado de Santisteban y Loma de Úbeda. Es en fin, el
sitio ideal, inmejorable, con privilegio natural de espléndido
panorama, que debemos aprovechar sin titubeos ni tardanza.
Como ya hemos dicho, en este punto concurren las comunicaciones
existentes y han de arrancar las proyectadas, que son las siguientes:
1.- Una carretera, que siendo prolongación de la general, Beas de
Segura a Puebla de D. Fadrique, una Cortijos Nuevos, o mejor dicho
Segura del Valle, con Hornos, aproximadamente a unos siete kilómetros.
2.- Un camino vecinal, que arrancando de igual punto, comunique con
las aldeas de Guadabraz y Cañada Morales, núcleos de población de unos
cincuenta vecinos, de tres kilómetros; y
3.- Otro camino vecinal, que partiendo de igual punto. ha de buscar el
yelmo, y bifurcándose en su falda, un ramal, se dirige a su ladera
Mediodía y enlaza con el camino forestal y el otro hacia el Norte,
busca la cuenca del Río Trujala, e igualmente enlaza con la carretera
forestal; el primer trayecto de dos kilómetros, siendo el primer
ramal, de uno, y el segundo de dos y medio a tres.
No necesitamos consignar aquí, por ser ello axiomático ara todo el
mundo, que las comunicaciones son la savia con que se nutren los
pueblos, son el elemento mas grande, eficacísimo e indispensable para
la creación de riquezas; son su vida, en una palabra, y si ellas a los
pueblos no puede llegar el progreso y la civilización a que tenemos el
deber de aspirar y el derecho de procurar adquirir.
[X] --- Cortijos Nuevos, sitio elegido par la creación
del nuevo pueblo “Segura del Valle”.
x --- Tranco de Beas, sitio elegido para la construcción del gran
pantano que lleva su nombre.
0 --- Fuente de la Parrilla, que ha de abastecer el nuevo pueblo.
1 --- Grupo de aldeas, en el término de Hornos, con más de cien
vecinos, distantes del futuro pueblo menos de 3 Km.
2 --- Grupo de aldeas en el término de Segura, vertiente de Cumbre de
Beas, que suman unos ciento veinte vecinos, a menos de 3 Km.
3 --- Grupo de aldeas en el centro de Valle Bravo, con más de
doscientos vecinos y que también distan unos 3 Km.
4 --- Grupo de aldeas, vertiente del yelmo, con unos trescientos
vecinos y también a menos de 3 Km. Además hay un gran número de
caseríos en todo el valle, que aquí no se anotan.
Desde Cortijos Nuevos o sea desde el futuro pueblo, basta solamente
atravesar Cumbre de Beas, invirtiendo unos veinte minutos en
automóvil, para llegar al próspero y rico pueblo de Beas de Segura, a
donde en fecha próxima y venturosa, ya se podrá poner el pie en el
estribo del tren, que es lo mismo que decir: solamente nos separa de
la civilización, un corto trayecto, que salvamos en veinte minutos.
Nos es de todo punto imposible, acallar nuestro entusiasmo, guardar
silencio y no dedicar unas torpes líneas, torpes sí, por ser nuestras,
pero henchidas de fe y rebosantes del más fervoroso entusiasmo, de la
más sincera admiración que tenemos a mucha honra en sentir por el
benemérito y bienhechor de la Patria Exmo. Sr. General Primo de
Rivera. Estas líneas, por él las trazamos y a él tenemos el honor de
dedicar; y es nuestra más grande contrariedad, en este momento, el no
poder, dada nuestra modestísima y humilde capacidad, el no poder
repetimos, no obstante nuestra mejor voluntad, ensalzar merecidamente
los grandes merecimientos de este gran español que la Providencia nos
trajo y la Providencia nos conserva, pues cada día de su preciada
vida, representa un tesoro de incalculable valor para nuestra querida
Patria y una bendición de paz y de tranquilidad para losa buenos
españoles.
Entre la lluvia incontable de beneficios que viene cayendo en España,
desde el golpe, (no diremos de Estado, sino de gracia), del 13 de
Septiembre de 1923, es uno de ellos, y no de los pequeños, el que nos
corresponde por el trazado del ferrocarril Baeza-Utiel, cuyos trabajos
dieron principio en el pasado mes de octubre.
Pecaríamos de injustos y desagradecidos, al no consignar igualmente
nuestro profundo reconocimiento y leal y sincera admiración por
hombres tan ilustres e igualmente bienhechores de la Patria, como los
Exmos. Sres. Don José Yanguas Massía y el General de División Don
Leopoldo de Saro, los cuales a porfía, vienen laborando con el mayor
acierto por el engrandecimiento y prosperidad de la provincia de Jaén,
la cual puede sentirse orgullosa y satisfecha de contar con tan
amantes y esclarecidos hijos. La construcción del mencionado
ferrocarril y la del gran pantano del Tranco de Beas en el
Guadalquivir, por no citar más ejemplos, y si, solamente dos
inmediatos a nosotros, son dos botones de muestra, y el mejor mentís,
a esos pocos ciegos que se obstinan en su obcecación de no querer ver
el gran resurgimiento de España…
Insistiendo podemos decir, que si la elección de sitio, para la
construcción del nuevo pueblo es un gran acierto en cuanto se
relaciona con el importantísimo aspecto comunicaciones, no lo es menos
en el aspecto higiénico, también de suma importancia y no menor
trascendencia. Ya dijimos, que el lugar elegido es una planicie
divisoria de las dos vertientes, con terreno sano, apacible y fértil,
ni más a propósito, para en él implantar la ciudad-jardín, en la que
el aire de su atmósfera, constantemente estará impregnado de esencias,
que así en la sierra como en el valle, son fruto espontáneo y
abundante de la más selecta, exuberante y variada flora. Ambas
sierras, con sus inmensos pinares y el risueño valle con sus
plantaciones de ricos olivos y toda clase de árboles frutales forman
ese contraste espléndido y armonioso con que se gusta obsequiarnos la
pródiga Naturaleza.
Hemos dicho también la abundancia de agua que de las laderas de la
sierra brota y especialmente, nos es grato consignar, que a un
kilómetro próximamente de nuestra futura ciudad-jardín, nace una
fuente de inmejorable calidad, y en tal cantidad, capaz de abastecer
según las exigencias de la más perfecta higiene, una población de
500.000 almas; con esta afirmación que nada tiene de hipérbole, sino
ajustada a la realidad, no necesitamos insistir en punto tan
importante y digno de la más celosa y especial atención, cual es, el
abastecimiento de aguas, elemento indispensable, pues sin él, no puede
practicarse la higiene y sin higiene no es posible la vida y menos la
vida civilizada y culta, por que suspiramos.
Este paraíso serrano, este sanatorio natural, que toda Sierra Segura
es, el día que se vea, no digamos cultivado, atendido y mimado por la
acción culta y civilizadora del hombre, si no simplemente no
entorpecido y contrariado en su espontánea, elocuente y sublime
grandiosidad, ese día venturoso en que la civilización se incline
atenta y respetuosa tendiendo su filial mano a la madre Naturaleza, en
ese día de ventura, repetimos, podrá borrarse el calificativo de
Hurdes de la provincia de Jaén, que hoy nos avergüenza a los de Sierra
Segura en particular, y a los españoles en general.
En centro geométrico en España, sabemos que está en el Cerro de los
Ángeles, pero también recordamos con amargura, saber, que el centro y
cúspide de la incultura en España, ha sido trazado en Sierra Segura
por el pedagogo Luis Bello, ¡el noventa y cinco por ciento de sus
habitantes son analfabetos!
“Cultivemos intensamente los yermos de nuestra tierra, que muchos son,
y no menos los de nuestro cerebro, si queremos incorporarnos a los
pueblos civilizados”, ha dicho el eminente sabio español, Santiago
Ramón y Cajal, “escuelas y despensa”, que dijo nuestro insigne Costa,
y nosotros nos permitimos humildemente añadir: “Comunicaciones,
higiene, cultura en resumen, como feliz resultado, que eleve y
dignifique nuestra existencia, glorificando sus obras”.
Alguien ha dicho, y muy acertadamente, que el grado de cultura de los
pueblos, se mide por la higiene que observan. Cuánta verdad hay
encerrada en esta afirmación; si los habitantes de Sierra Segura, no
padeciesen la endémica enfermedad de su incultura, pues nada se conoce
y menos por tanto se practica, de esa virtud que se llama higiene,
fuente copiosa e inagotable, de energías vitales, que riega de sanidad
lo mismo el alma que el cuerpo, por aquello de “mens sana in corpore
sano”, la salud del alma, es la salud del cuerpo. ¿Cómo de otra manera
habría de explicarse, que viviendo en el divino sanatorio de Sierra
Segura, en donde se respira ese aire, de pureza sin igual, en donde
todo el ambiente es plena Naturaleza, cómo de otra manera habría de
explicarse, repetimos, que el quince por ciento de estos serranos,
sean víctimas inocentes de la terrible peste blanca?, habiendo
pueblos, como son Hornos y Santiago de la Espada, en donde las
familias tuberculosas alcanzan la aterradora proporción de un 25 %.
¿Qué otra razón, sino ésta, es la causa perenne, que nos mantiene
unidos y condenados, a ser clientes generosos de tal cruel enfermedad,
que aquí es epidemia inagotable?
Las viviendas insalubres, y absolutamente antihigiénicas, en donde la
promiscuidad y convivencia con enfermos, es cosa común y corriente,
que lejos de reunir las condiciones higiénicas mínimas que la ley
exige, de ellas se apartan hasta lo infinito, son la causa inmediata
directa e infalible en la propagación de la enfermedad mencionada. Nos
atrevemos sin incurrir en exageración a afirmar, que ni una sola de
las viviendas o moradas de toda Sierra Segura reúne las condiciones
higiénicas mínimas en la ley determinadas, siendo por tanto, más que
viviendas, focos de infección, depósitos o bazares, a donde se puede
adquirir sin dinero, pero a cambo de la vida, muchas enfermedades y en
grado superlativo, la tuberculosis, que reinando en tantos lugares, en
ellos siembra la muerte, y queda inamovible con su impunidad,
ensañándose en gustar la repetición indefinida.
Muchas razones llevamos expuestas, mas, habíamos de contar solamente
con este problema, que todos los pueblos tienen en pie, de la
higienización de viviendas, para que en nosotros fuese tan poderosa e
influyente, que solamente por ella, nos decidiéramos, a la realización
de nuestro proyecto, pues ni que decir tenemos, que todos cuantos
edificios se han de construir, será ajustándose, estrictamente a los
mandatos de higiene y sanidad. Y no es, que abriguemos la vana
pretensión, de suponer que por el hecho de fundar o crear este pueblo,
quede resuelto el problema de higienización de viviendas, a que
aludimos; pero sí, con ello, no dudamos sería dar el primer paso en
asunto de tal importancia y trascendencia; pues al edificar, sin
apartarse de las normas higiénicas que la ley manda, por lo menos
sería ejemplo, o modelo a la vez que estímulo, para que cuantos
edifiquen, sigan igual conducta. La desidia e indiferencia, con que
generalmente suelen mirar estos problemas las Autoridades de los
pueblos, que en la mayoría de los casos, se debe a la incomprensión de
los mismos trae aparejados, una serie de prejuicios que se traducen en
las calamidades en los estragos producidos por enfermedades que podían
evitarse, solo con habitar viviendas saludables, en lugar de las
zahúrdas o pocilgas, habitadas por esta gente, tan pobre como
ignorante.
Nada todavía nos hemos permitido decir de los medios o recursos, con
que podemos disponer para realizar nuestro proyecto; réstanos por
tanto tocar ahora la parte financiera o prosaica, la íntimamente
relacionada con la egoístas y vil pero imprescindible peseta, palanca
que siempre fue, es y será la única y capaz de hacer girar el mundo
entero, punto o eje, alrededor del cual, giran igualmente todos los
quiméricos problemas de esta vida. En relación con tan importante
extremo, nos permitimos afirmar que el Municipio de Segura de la
Sierra, cuenta en la actualidad con medios suficientes para realizar
digna y decorosamente tan importante proyecto y sin necesidad de
gravar en lo más mínimo a sus vecinos. Y proponemos, (sin perjuicio de
aceptar otras proposiciones mejores) las siguientes: O bien una corta,
o aprovechamiento extraordinario en sus montes, o mejor, la
enajenación o transformación de los bienes del Municipio de Segura, en
la forma que a continuación proponemos, con lo que se llegaría a crear
el mejor Municipio, económicamente de España.
El pueblo de Segura de la Sierra posee unas dehesas pobladas de
millones de pinos de singular corpulencia y que dan una madera de
superior calidad, cuyo valor, mas bien más que menos, se calcula en
unos seis millones de pesetas; este capital de seis millones le
produce de ingresos al Ayuntamiento de unas 30 a 35.000 pesetas
anuales como máximun. No quisiéramos hacer comentarios a la afirmación
consignada, pues nos veríamos obligados a escribir la página negra de
esta memoria, ya respetuosos con las personas a quien necesariamente
habíamos de atacar, solamente señalamos los hechos y apuntamos
soluciones. (Existe en Sierra de Segura un importantísimo problema
forestal, asunto que para tratarlo haría necesidad de escribir un
libro, de no pocas páginas, y el verter toda la ponzoña que los actos
y el proceder del cuerpo de Montes, ha elaborado desde su fundación,
llegando hoy a su apogeo, que tiene envenenada hasta saturación esta
desechada comarca). Pues bien, insistiendo en nuestro punto de vista,
enajenación de nuestros bienes de Segura, proponemos, que al ser tan
irrisoria la producción de ese respetable capital, y siendo así que
tal rendimiento no puede ser mejorado por el Ayuntamiento, pues la
Administración corre exclusivamente a cargo del Cuerpo de Montes, se
debe procurar la trasformación de esa riqueza, con lo que resultaría,
que aun rebajando en un millón la cifra mencionada, esto es,
resultando de la venta de estos pinares, solamente cinco millones,
este capital podía dar un rendimiento libre de gastos de
Administración del 4 y 1/2 % anual, con lo que el Municipio de Segura
de la Sierra, tendría un ingreso de 225.000 pesetas al año.
Esta proposición que la consideramos muy factible, pues si no, no la
propondríamos, es de una importancia extraordinaria para el pueblo
Segura de la Sierra. No es menester razonar y hacer cálculos de cuanto
podría realizar un Municipio bien administrado con estos ingresos.
Cuántas escuelas, cuántos caminos, cuántas obra sanitarias, benéficas,
sociales, etc. serían debidamente atendidas. Como igualmente recabar,
ser nuevamente la cabeza del partido, que por sus especialistas e
inmejorables circunstancias se impondría su conveniencia de una manera
indiscutible.
Podía este Municipio dedicar 100.000 pesetas para atender debidamente
el presupuesto ordinario, e invertir las 125.000 restantes, de la
forma siguiente: 75.0000 pesetas en obras públicas y las 50.000
restantes para la construcción de un Banco Municipal, que con el
transcurso del tiempo llegaría a reunir un capital fabuloso a donde
podían amparase todos los vecinos, librándose de esta manera de las
garras de la usura que en esta región es endemia que produce no menos
estragos que la tuberculosis.
Esto es lo que proponemos y nos permitimos aconsejar a los ciudadanos
de Segura de la Sierra y Hornos de Segura, que piensen serenamente sus
trascendencia, y desligándose de todo perjuicio o interés mezquino y
particular, miren la idea desde la altura, que está concebida, la cual
por su propia bondad triunfará infaliblemente.
Como la luz del Sol, que disipando las tinieblas de la noche, nos
manifiesta en todo su colorido un bello paisaje, creemos que la
realización de nuestra idea ha de ser, antorcha luminosa, que
irradiando sus bondades, había de liberar de la miseria y la
ignorancia este rebaño de seres, que sumidos en la oscura noche de la
incultura, les anuncia su aurora refulgente, llamándoles a redención.
Es tal el entusiasmo que por nuestro proyecto sentimos; tenemos tal
convencimiento y vemos tan diáfana nuestra idea; es tan meridiana la
luz que a nuestra pobre inteligencia ilumina; se apoderó de nosotros
tan recio optimismo; que por mucho que buscamos, no podemos encontrar
ni una sola razón, por nimia que ella sea, de oposición a nuestro
plan; a nadie se perjudica, a todos beneficiada grandemente, he aquí
la fuente de nuestro inagotable optimismo.
Tenemos la convicción, que ni uno solo de los habitante de Segura y
Hornos, ha de oponerse a la consecución de estos planes, y si todos
han de cooperar con fe o entusiasmo a sus realización pues para todos
ah de ser siembra de beneficios, de la que todos hemos de recoger,
sana y abundante cosecha.
No obstante nuestro gran optimismo, recordamos el pensamiento del
insigne hombre de Estado, Benito Mussolini, el cuál dice: Es
inevitable un contratiempo intencionado u ocasional, aun tratándose de
la cruzada más sacrosanta. Si en esta cruzada que emprendemos,
tuviésemos la desgracia de sufrirlo, siempre tendríamos el escudo de
nuestra buena fe, de la que también con buena, a nadie le es permitido
dudar.
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